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jueves, 10 de abril de 2014

La violencia asociada con el aborto inducido


La violencia psicológica, física y sexual puede estar asociada con el aborto inducido en cuatro formas. Es probable que una mujer que está lidiando con violencia continua, o que ha sido violada, opte con más frecuencia por interrumpir un embarazo. La mujer puede ser presionada o forzada a tener un aborto. La mujer que ha optado por el aborto puede ser abusada en represalia. Finalmente, la mujer que opta por tener un aborto legal puede sufrir abuso institucional.

La interrupción del embarazo debido a la violencia
Muchas mujeres que viven en situaciones de abuso continuo optan por abortar; en estudios estadounidenses se han proporcionado algunas indicaciones de ello.
Cuando se utiliza la violación como un arma de guerra, por ejemplo, en Burundi, Rwanda, Uganda y la antigua Yugoslavia, las mujeres también suelen optar por interrumpir el embarazo no deseado. En Kosovo, la violación acarrea un estigma social tremendo para la mujer y su familia, y esto probablemente contribuyó a la triplicación de abortos en el hospital de maternidad de uno de los pueblos de Albania, donde permanecieron 120.000 refugiados durante la guerra.

La presión para abortar
Una expresión de la discriminación basada en el género es la preferencia por los hijos varones; esto puede llevar a abortos selectivos de fetos femeninos en casos donde se dispone de pruebas prenatales, o al homicidio de infantes del sexo femenino. El Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP) calcula que en Asia al menos 60 millones de niñas, que de otra manera estarían vivas, han “desaparecido” por esta razón.5 Se han reportado algunos casos de mujeres embarazadas, con VIH/SIDA, que son presionadas por los prestadores de servicios para que aborten. Puede que un profesional de salud no vea sus consejos como algo coercitivo, pero esos consejos pueden tener dicho efecto en mujeres que están acostumbradas a depender de la pericia de los profesionales de salud y que no retarán a las personas “con autoridad” debido a las normas basadas en género que dictan la subordinación de la mujer. Las adolescentes en particular pueden ser susceptibles a que otros, incluso sus padres y parejas sexuales, las presionen a tener un aborto. En el caso de niñas y mujeres que son explotadas en la trata sexual, la coerción puede proceder de los propietarios de los burdeles

El abuso como represalia por el aborto
El homicidio para “salvar el honor” no sólo ocurre en conexión con embarazos extramaritales, sino que también en relación con el aborto. Algunas mujeres se ven presionadas a tener un aborto inducido a fin de escapar a un posible asesinato por haber tenido un embarazo extramarital. Sin embargo, si se descubre que la mujer abortó, puede que ella sea asesinada de todas formas.

El abuso institucional
El abuso por parte de las instituciones y de los grupos sociales puede dificultar que la mujer encuentre servicios de aborto legal. En algunos países, las mujeres que han sido violadas deben solicitar permiso de un tribunal para tener un aborto; a veces las demoras en obtener dicho permiso conllevan a que el embarazo sea demasiado avanzado para practicar un aborto. En algunos países las mujeres adolescentes necesitan tener el consentimiento de los padres o apoderados para tener un aborto legal. Esto puede constituir una barrera para las jóvenes que no desean hablar sobre la causa del embarazo no deseado, por ejemplo, el haber sido violada por un miembro de la familia.
Algunos profesionales de la salud  rehusan a practicar abortos legales por razones religiosas u otras razones personales.
Aunque en algunos lugares se reconoce su derecho a exención por objeción de conciencia, el sistema de salud tiene la obligación de garantizar que se disponga de personal capacitado para efectuar abortos legales. No obstante, no siempre se envían a la mujer a otros prestadores de servicios a fin de que ella tenga acceso a sus derechos legales. La “objeción de conciencia” también puede usarse de otra forma. En Croacia se informó que, durante una temporada, médicos en los hospitales de Split y Tula rehusaron a practicar abortos por causa de conciencia; sin embargo, estaban dispuestos a efectuarlos en sus consultorios privados, por una alta remuneración.
En otros casos, los prestadores de servicios no practican abortos inducidos por temor a las reacciones de los individuos y las organizaciones que intentan impedir los abortos inducidos legales. Bien se sabe, por ejemplo, que los médicos y el personal clínico que practican abortos legales en EE.UU. corren el riesgo de ser agredidos por los grupos antiaborto; estas amenazas indudablemente influyen en las opciones de la mujer con respecto a la interrupción de un embarazo.
Los prestadores de servicios dispuestos a practicar abortos pueden ser bloqueados por los activistas antiaborto. En Italia, los padres y el médico familiar de una niña de 13 años de edad mentalmente retardada, que quedó embarazada de un niño de 14 años de edad, querían que ella abortara, pero un juez prohibió el procedimiento y retiró a la niña del cuidado de sus padres después que un cura local dirigió una campaña para impedir el aborto. En 1998 los activistas antiaborto en Brasil lograron impedir un aborto legal en una niña de 10 años de edad que había sido violada. En el caso de otra niña de 10 años de edad en el mismo país, un grupo religioso entabló un interdicto para impedir la interrupción legal del embarazo, pero un tribunal otorgó el permiso. Sin embargo, la abogada de la familia recibió cartas amenazadoras y llamadas telefónicas que lo acusaban de ser una asesina, mientras que la familia fue intimidada por algunos grupos religiosos, lo cualos forzó a tomar la decisión de mudarse a otra ciudad.

Escrito por Maria de Bruyn
Imagen de Maria Jesus Hernandez Sanchez 
Gracias a Vita Arrufat Gallén

file:///C:/Users/t2003/Downloads/14-violencia%20embarazo%20no%20deseado%20y%20aborto%20(1).pdf
http://www.ipas.org/

Referencias
Hall Martínez, Katherine et al. Women’s Reproductive Rights in Mexico: A Shadow Report. 18th Session of the Committee on the Elimination of All Forms of Discrimination Against Women (CEDAW), Washington, DC: Center for Reproductive Law & Policy & Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), diciembre de 1997, p. 22

Temmerman, Marleen et al. STDs and Pregnancy, En: Dallabetta, Gina A. et al., eds., Control of Sexually Transmitted Diseases. A Handbook for the Design and Management of Programs. Arlington: AIDSCAP/Family Health International, 1995, pp. 169-186

CDC. STDs in Women and Infants, consultado el 9 febrero de 2000: http://www.cdc.gov/nchstp/dstd/Stats_Trends/1998Surveillance/98PDF/Section7.pdf

Russo, Nancy Felipe and Denious, Jean E. Understanding the Relationship of Violence against Women to Unwanted Pregnancy and its Resolution, En: Beckman, L.J. y Harvey, S.M., eds. The New Civil War. Washington, DC: American Psychological Association,1999, pp. 211-234

Sexual and Reproductive Self-determination. Pregnancy and Childbirth: Intention and Reality. Sitio web de FNUAP, consultado el 23 agosto de 2000: www.unfpa.org/modules/intercenter/reprights/self-sec3.htm

B.a.B.e., NGO Report on the Status of Women in the Republic of Croatia, Zagreb, noviembre de 1997, consultado el 28 diciembre de 1999: http://www.interlog.com (via http://www.wave-network.org)

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